martes, 5 de mayo de 2020

Reconocimiento a nuestra compañera Silvia Ontivero


En estos días la prensa comercial hegemónica que no representa al honroso oficio de la comunicación, transmitió como si fuera verdad que miles de personas presas serían puestas en libertad por iniciativa y decisión del gobierno nacional. Ello a pesar de que desde la Presidencia de la Nación se había sostenido que ante la actual pandemia no se haría uso de la facultad del indulto presidencial ni se promovería una ley de amnistía por parte del Poder Legislativo de la Nación.

Lo que se está discutiendo en nuestro país y en el mundo, es la manera en que los tribunales resuelven la prisión domiciliaria de internos en las cárceles. No está planteado que se libere a las personas, sino que algunas presas y presos sean conducidos a sus domicilios para aliviar la situación de hacinamiento que existe en las cárceles.

El Poder Judicial y sus jueces son los únicos que pueden resolver esta cuestión. Los medios y los periodistas pagados por ellos que han inventado una liberación masiva de personas, saben que eso no puede ocurrir por obra del Poder Ejecutivo, pero a esta altura de la realidad, la verdad es lo que menos les importa.

Se ha dicho con claridad por organismos de Derechos Humanos internacionales como la Comisión y la Corte de Derechos Humanos de la OEA y por Naciones Unidas, que para proteger la vida de internos y de personas que viven en libertad, deberá privilegiarse la prisión domiciliaria de personas procesadas o condenadas por los delitos más leves o excepcionalmente cuando hay actual situación de peligro de vida de personas procesadas o condenadas por delitos más graves.

Todo ello para desalojar en lo posible las cárceles y posibilitar de esta manera que el resto de la población carcelaria de más graves condenas puedan permanecer en prisión sin hacinamiento. Como consecuencia, miles de presas y presos han obtenido su prisión domiciliaria en los países europeos más desarrollados, como Inglaterra, Francia e Italia.

Luego del trabajo de muchos años, esos aparatos de propaganda al estilo nazi, han logrado convencer a muchas personas de lo que dicen, evidentes mentiras con conocimiento de su falsedad, con el único propósito de destruir la imagen democrática del Poder Ejecutivo dirigido por Alberto Fernández.

Foto: Coco Yañez / El Otro Diario
Cuando organismos de Derechos Humanos como el MEDH - Regional Mendoza y quienes lo integramos, tratamos de darle alguna explicación a conductas de tan baja altura política, moral y humana, tenemos la necesidad de recurrir a personas que representen la más altiva expresión de amor y solidaridad, como contrapeso para poder seguir creyendo que el país puede ser conducido hacia una mayor Justicia para sus habitantes. Es difícil la vida frente a tanta degeneración informativa mal intencionada. Hacen falta actitudes reconfortantes.

Así supimos que Silvia Ontivero, ante la posibilidad de que el asesino de su hijo quedara en prisión domiciliaria por problemas de salud ante el coronavirus, dio su consentimiento para que el condenado por ese homicidio, a pocos años del cumplimiento de su condena, la siguiera cumpliendo en su domicilio.

Silvia venía de sufrir el secuestro, detención, violaciones y torturas por parte de los aberrantes secuaces de la última dictadura criminal y genocida. En tales condiciones, además de haber sufrido en carne propia el homicidio violento de su hijo, nos ha dado un ejemplo inconmensurable de comprensión, respeto y amor al prójimo.

Lo hizo con fundamento en que corría peligro concreto la salud del condenado Arduino, como le hicieron saber desde el tribunal judicial que resolvió la situación de esa persona. Y también lo hizo para que en esas condiciones pudiera incorporarse a su hogar y estar con sus hijos, con la posibilidad de iniciar una nueva vida.

Luego del desarrollo del proceso contra el imputado Arduino por la muerte de su hijo, en el mes de noviembre de 2016, Silvia Ontivero impugnó públicamente en el Senado provincial al juez José Valerio cuando fue postulado por el gobernador Cornejo para ser miembro de la Suprema Corte de Mendoza. Ya demostraba su abnegada concepción de la vida. Alegó y probó con documento escrito por el mismo Valerio, su ideología homofóbica cuando siendo juez de la Segunda Cámara del Crimen concedió circunstancialmente la libertad de Arduino, entre otros motivos, por la “desviación sexual” de la víctima.

Silvia Ontivero reconoció ante periodistas que también tenía amigos que le dicen a ella “que los maten, que se mueran los internos por esos delitos”. Y que después van a misa como si nada ocurriera y antes de ser interrumpida: que “las cárceles están llenas de pobres, no están los que delinquen en el mundo de las finanzas, no están los que echan 1500 empleados cuando viene la pandemia”. Noticia aparecida en “El Otro”, un medio que ayuda a creer en que podemos hacer un mundo más honesto y humano: “La razón de Silvia”, 30 abril de 2020. Silvia “cristalizó la hipocresía del sistema penal, el sensacionalismo mediático y la insensibilidad de una buena parte de la sociedad.” 

¿Qué ejemplo de altruismo mayor podemos esperar cuando esta persona ha procurado el bien de otros de manera desinteresada, incluso a costa de su propio interés?

Entendemos y esperamos que la ciudadanía mendocina y argentina, tan agredida por sentimientos de odio racial y clasista que fomentan aquellos medios solo comerciales, sabrá valorar una conducta notablemente diferente.