En estos días
la prensa comercial hegemónica que no representa al honroso oficio de la
comunicación, transmitió como si fuera verdad que miles de personas presas
serían puestas en libertad por iniciativa y decisión del gobierno nacional. Ello
a pesar de que desde la Presidencia de la Nación se había sostenido que ante la
actual pandemia no se haría uso de la facultad del indulto presidencial ni se
promovería una ley de amnistía por parte del Poder Legislativo de la Nación.
Lo que se está
discutiendo en nuestro país y en el mundo, es la manera en que los tribunales resuelven
la prisión domiciliaria de internos en las cárceles. No está planteado que se
libere a las personas, sino que algunas presas y presos sean conducidos a sus
domicilios para aliviar la situación de hacinamiento que existe en las cárceles.
El Poder Judicial
y sus jueces son los únicos que pueden resolver esta cuestión. Los medios y los
periodistas pagados por ellos que han inventado una liberación masiva de
personas, saben que eso no puede ocurrir por obra del Poder Ejecutivo, pero a
esta altura de la realidad, la verdad es lo que menos les importa.
Se ha dicho con
claridad por organismos de Derechos Humanos internacionales como la Comisión y
la Corte de Derechos Humanos de la OEA y por Naciones Unidas, que para proteger
la vida de internos y de personas que viven en libertad, deberá privilegiarse
la prisión domiciliaria de personas procesadas o condenadas por los delitos más
leves o excepcionalmente cuando hay actual situación de peligro de vida de
personas procesadas o condenadas por delitos más graves.
Todo ello para
desalojar en lo posible las cárceles y posibilitar de esta manera que el resto
de la población carcelaria de más graves condenas puedan permanecer en prisión
sin hacinamiento. Como consecuencia, miles de presas y presos han obtenido su
prisión domiciliaria en los países europeos más desarrollados, como Inglaterra,
Francia e Italia.
Luego del
trabajo de muchos años, esos aparatos de propaganda al estilo nazi, han logrado
convencer a muchas personas de lo que dicen, evidentes mentiras con
conocimiento de su falsedad, con el único propósito de destruir la imagen
democrática del Poder Ejecutivo dirigido por Alberto Fernández.
Foto: Coco Yañez / El Otro Diario |
Cuando
organismos de Derechos Humanos como el MEDH - Regional Mendoza y quienes lo
integramos, tratamos de darle alguna explicación a conductas de tan baja altura
política, moral y humana, tenemos la necesidad de recurrir a personas que
representen la más altiva expresión de amor y solidaridad, como contrapeso para
poder seguir creyendo que el país puede ser conducido hacia una mayor Justicia
para sus habitantes. Es difícil la vida frente a tanta degeneración informativa
mal intencionada. Hacen falta actitudes reconfortantes.
Así supimos que
Silvia Ontivero, ante la posibilidad de que el asesino de su hijo quedara en
prisión domiciliaria por problemas de salud ante el coronavirus, dio su
consentimiento para que el condenado por ese homicidio, a pocos años del
cumplimiento de su condena, la siguiera cumpliendo en su domicilio.
Silvia venía de
sufrir el secuestro, detención, violaciones y torturas por parte de los aberrantes
secuaces de la última dictadura criminal y genocida. En tales condiciones, además
de haber sufrido en carne propia el homicidio violento de su hijo, nos ha dado
un ejemplo inconmensurable de comprensión, respeto y amor al prójimo.
Lo hizo con fundamento
en que corría peligro concreto la salud del condenado Arduino, como le hicieron
saber desde el tribunal judicial que resolvió la situación de esa persona. Y también
lo hizo para que en esas condiciones pudiera incorporarse a su hogar y estar
con sus hijos, con la posibilidad de iniciar una nueva vida.
Luego del
desarrollo del proceso contra el imputado Arduino por la muerte de su hijo, en
el mes de noviembre de 2016, Silvia Ontivero impugnó públicamente en el Senado
provincial al juez José Valerio cuando fue postulado por el gobernador Cornejo
para ser miembro de la Suprema Corte de Mendoza. Ya demostraba su abnegada
concepción de la vida. Alegó y probó con documento escrito por el mismo Valerio,
su ideología homofóbica cuando siendo juez de la Segunda Cámara del Crimen
concedió circunstancialmente la libertad de Arduino, entre otros motivos, por
la “desviación sexual” de la víctima.
Silvia Ontivero
reconoció ante periodistas que también tenía amigos que le dicen a ella “que
los maten, que se mueran los internos por esos delitos”. Y que después van a
misa como si nada ocurriera y antes de ser interrumpida: que “las cárceles
están llenas de pobres, no están los que delinquen en el mundo de las finanzas,
no están los que echan 1500 empleados cuando viene la pandemia”. Noticia
aparecida en “El Otro”, un medio que ayuda a creer en que podemos hacer un
mundo más honesto y humano: “La razón de Silvia”, 30 abril de 2020. Silvia “cristalizó la hipocresía del sistema penal,
el sensacionalismo mediático y la insensibilidad de una buena parte de la
sociedad.”
¿Qué ejemplo de
altruismo mayor podemos esperar cuando esta persona ha procurado el bien de otros
de manera desinteresada, incluso a costa de su propio interés?
Entendemos y
esperamos que la ciudadanía mendocina y argentina, tan agredida por
sentimientos de odio racial y clasista que fomentan aquellos medios solo
comerciales, sabrá valorar una conducta notablemente diferente.